El análisis predictivo en marketing es una de las tendencias más relevantes en el marketing actual, ya que permite anticipar el comportamiento futuro de los consumidores a partir de datos. Aunque el marketing ha estado rezagado respecto a otras áreas en el uso de datos para tomar decisiones, hoy en día dispone de grandes volúmenes de información gracias al entorno digital.
La llegada de ChatGPT a finales de 2022 marcó un antes y un después en múltiples sectores, incluido el de los motores de búsqueda. Desde entonces, Google ha intensificado sus esfuerzos para mantenerse a la vanguardia en inteligencia artificial con Gemini, su modelo más avanzado, y su integración en herramientas tan populares como Gmail o Google Docs.
Las empresas B2B del ámbito tecnológico se enfrentan a un entorno altamente competitivo donde generar leads de calidad es fundamental para impulsar las ventas y el crecimiento. Sin embargo, lograrlo de forma manual- desde identificar prospectos hasta calificarlos, darles seguimiento, negociar y cerrar acuerdos- implica una inversión de tiempo y recursos difícil de sostener a gran escala.
Cada vez más empresas buscan ofrecer una atención más personalizada a sus clientes, pero lograrlo de forma manual consume mucho tiempo y resulta difícil de escalar. Aquí es donde entra en juego la inteligencia artificial (IA): gracias a sus capacidades, los equipos de ventas y marketing pueden crear campañas de email marketing con IA altamente personalizadas, pero con un alcance masivo.
Aunque la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado muchos ámbitos, hay un terreno donde sigue tropezando: traducir datos en gráficos comprensibles. A simple vista, parece una tarea resuelta. Pero detrás de cada visualización hay un reto más profundo y aun sin resolver del todo: ¿Cómo condensar procesos analíticos complejos en una sola instrucción clara y eficaz?
Cuando apareció ChatGPT y las inteligencias artificiales generativas empezaron a ganar protagonismo, el mundo del SEO entró en alerta. Durante más de dos décadas, las reglas del posicionamiento en buscadores apenas habían cambiado, pero la irrupción de esta nueva tecnología puso en duda muchos de los principios que hasta entonces se consideraban inamovibles. Rápidamente, surgieron voces tranquilizadoras, muchas de ellas ligadas a los propios buscadores, que aseguraban que el contenido bien posicionado de forma tradicional seguiría siéndolo en la era de la IA.